Pintada en Naranja y Verde - Poema

Ya se termina, éste es el último poema de Luisa Serrano, esta vez dedicado a su tierra, evocando la huerta y sus campos, evocando su historia, y evocando, en definitiva, una Valencia que huele a azahar y sabe a mar.



PINTADA EN NARANJA Y VERDE

Pintada en naranja y verde,
por campos y cañaverales,
el mar lame tu costado,
y en cristalina danza te evades.

El sol posa en ti su mano,
quien te abraza como hermano,
y al morir en el ocaso,
la luna nace y te vela.

Suscitas tímida al viento,
con aromas de azahares,
y en ti dormitan gaviotas,
entre juncos y arrozales.

Bella es la historia arabesca,
que anidas en los recuerdos,
lágrimas de un cante moro,
duermen en tus monumentos.

Pintada en naranja y verde,
por campos y cañaverales,
está mi querida tierra,
bellezas de mil colores.

Autora:
Luisa Serrano Oliver
1989
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Porque te Quiero - Poema

Este precioso poema, lo mostramos firmado como anónimo, así nos lo ha pedido Luisa Serrano, ya que no se considera autora del mismo.





PORQUE TE QUIERO

¿Porque soy tan feliz?
porque te quiero,
por eso estoy vibrante de alegría,
por eso nace en mí la poesía,
y el verso del cariño verdadero.

¿Porque soy tan feliz?
porque es sincero,
este renuevo de la vida mía,
porque no existe en mí melancolía,
y ha brotado la luz en mi sendero.

Ha sido tu milagro de ternura,
De belleza, de dicha y de ventura,
que inundaste de paz todas las cosas,
tu me diste a la vez, temor y calma,
y desde que te quiero tengo el alma,
cuajada de azahares y de rosas.

Autor:
Anónimo
1990

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El Pequeño Huerto - Relato


23 de Abril Dia del Libro


Hoy es dia 23 de Abril, San Jordi, y se celebra el Dia del Libro, en algunos lugares, por ejemplo en Cataluña, es costumbre que los hombres regalen a las mujeres una rosa, y las mujeres a los hombres un libro. Es una bonita tradición que conjuga amor y cultura


Yo por mi parte os ofrezco la rosa:












Y el libro que os ofrezco es este pequeño relato que he escrito, es la historia de unos seres en busca de algo de felicidad durante una época tan dificil como era la postguerra española


Espero que os guste


EL PEQUEÑO HUERTO

(La Historia de los Caseros)


PARTE I


Al sr. Joaquín y a la sra. Tomasa, los conocí hacía ya varios años, eran vecinos del pueblo, y ya tenían una edad, sobre los sesenta años rondarían, no eran personas a las que la suerte hubiera acompañado, el sr. Joaquín había sido labrador, pero nunca había tenido tierras propias, así es que siempre iba de un lado a otro buscando campos que labrar, ó que recolectar, en la época de la siega, para el tiempo de la vendimia o en la recogida de la oliva, allí donde hubiera posibilidad de un contrato de temporero, allí estaba él. Durante un tiempo probó fortuna como albañil, con poco éxito. Su vida era errante, siempre de un aquí para allá, buscando una estabilidad y una seguridad que nunca llegaba.


La sra. Tomasa siempre estaba a su lado, desde que se casaron, siempre habían estado juntos, en las adversidades, y en los momentos de felicidad. Para los tiempos de siega o de siembra, solían ir de finca en finca buscando que los contrataran a ambos, pero no siempre lo conseguían, así es que la sra. Tomasa se encargaba de administrar el poco jornal que traía el sr. Joaquín estirándolo cuanto podía, cuando tenían la fortuna de conseguir que los contrataran a los dos, sobre todo para la siega del trigo, podían, gracias al dinerillo extra, permitirse algún pequeño lujo, como un par de zapatos para ella, o algún pantalón nuevo para el, “de pana gruesa, decía la sra. Tomasa siempre práctica, que duran más”


Tras siete años, y cuando ya no lo esperaban, tuvieron un hijo, al que llamaron Ángel, y ese niño colmó todas sus ilusiones,

- Por muy dura que sea la vida, por muy duro que sea el trabajo, tener a alguien por quién que luchar, lo compensa todo – decía la sra. Tomasa


En las grandes fincas que rodeaban al pueblo, siempre había habido mucha caza, y a los señores de la capital, les gustaba pasar algunos días en los cotos, cazando liebres, perdices y algún que otro jabalí, el sr. Joaquín, gracias a la amistad que había hecho, tiempo atrás, con el mayoral de una de las fincas, por unos trabajos que le hiciera, consiguió que le contrataran durante algunas temporadas como ayudante para llevar las escopetas, y las piezas de caza, por un salario, no muy grande, pero con buenas propinas, ésta era una buena manera de ganarse la vida en las temporadas de poca faena en el campo.


Aquellos tiempos de posguerra, en que el trabajo era escaso y mal pagado, estas eran buenas oportunidades, que no se podían dejar escapar. Pronto, el sr. Joaquín, se destacó por su buen hacer siguiendo el rastro de la caza, incluso competía con los mismos sabuesos, a la hora de capturar la pieza. En poco tiempo alcanzó cierta fama, y consiguió que todos los cazadores quisieran tenerle como ayudante, lo que se convertía en mejores propinas, y alguna liebre o perdiz, que a menudo caía en su zurrón, como regalo de los agradecidos señores. En casa, estos regalos, eran bien recibidos y a los cuales la sra. Tomasa sabía sacarle partido como nadie, con cada liebre, o con cada pareja de perdices, sabía ingeniárselas para tener comida durante cuatro o cinco días.

¡La necesidad agudiza el ingenio! – solía decir


Pasaron los años y el muchacho creció sano y fuerte, así es que unos días después de cumplir Ángel los catorce, el sr. Joaquín pensó que sería buena idea llevárselo con él para que le ayudara, y de paso que se fuera espabilando. Así lo hizo, para Ángel aquello era divertido, le gustaba correr tras los sabuesos para una vez abatida la pieza, arrancársela de la boca al perro, que con saña la mordía y remataba, y así después de enseñársela al cazador, meterla en la cesta que llevaba colgada al cuello en forma de bandolera, los señores valoraban mucho esa actitud y esa buena predisposición que demostraba el muchacho, y así lo confirmaban con las propinas extras que le daban.


Ángel estaba cada vez más entusiasmado con su labor, corría detrás de las piezas como alma que lleva el diablo, pero al quinto día de caza, ocurrió la tragedia, la fatalidad hizo que un cazador novato, y un atribulado muchacho con ansias de agradar, se cruzaran en un desgraciado disparo que paró en seco y para siempre la juvenil vitalidad de Ángel.


La noticia de la muerte del muchacho en aquel desgraciado accidente corrió como la pólvora por todas partes, dejando de luto a toda la comarca, la partida de caza se suspendió temporalmente.

Al sr. Joaquín le pagaron todos los gastos del entierro además de darle un sobre con cinco mil pesetas - “Para reparar, en lo posible, el terrible daño que se ha causado debido a un desgraciado y fortuito accidente” – les dijeron, al darles el pésame después del entierro, al sr. Joaquín y a la sra. Tomasa

El sr. Joaquín nunca volvió a ser el mismo, un sentimiento de culpa le bloqueó durante mucho tiempo y le amargó durante toda su vida, la sra. Tomasa, con mas entereza, tomó las riendas de la casa, y sobreponiéndose, casi obligó a su marido a asumir la situación

- Le llevamos en nuestro corazón y es lo único que importa. Nuestro hijo nos guía y quiere que sigamos adelante – le decía constantemente.


El sr. Joaquín dejó, para siempre, la caza, volvió a buscarse la vida como temporero, ofreciéndose por lo que le pagaran, y trabajando de sol a sol, sin descanso, siempre por unas pocas pesetas. La sra. Tomasa tuvo que volver a hacer de la necesidad un arte para sobrevivir.

Y así fueron pasando los años, con sus vidas errantes, otra vez sin techo fijo, y con pocas esperanzas, con cada año que pasaba las jornadas de trabajo que conseguían eran menores, ya no rendían como antes, así es que iban cogiendo los trabajos que nadie quería y los peor pagados.


PARTE II

Mi padre siempre que había necesitado personal para trabajar las tierras arrendadas, había contratado a aquel matrimonio, eran cumplidores y sabían muy bien su trabajo, además siempre les había tenido en gran aprecio, y se lamentaba de la mala suerte que habían tenido, con la muerte de su hijo, por eso aquel día, que casualmente, los vimos varear unos olivos en un campo perdido que habíamos ido a mirar, los reconoció enseguida, a pesar de los años transcurridos, y del aspecto ajado que tenían, me explicó mi padre quienes eran aquellas dos personas de ropas frágiles y cuarteadas, soportando el frío que hacía, y que mas bien parecían dos mendigos, golpeando con las pocas fuerzas que pudieran tener las ramas de aquellos olivos para entrar en calor.


Habló con el dueño de aquel olivar, y los llevamos a casa, donde nos contaron la triste historia de todos aquellos años pasados desde la muerte de Ángel. Yo hasta entonces no lo sabía, pero mi padre era el mayoral que lo contrataba para aquellas partidas de caza. Hacía ya varios años que no se hacían, y con el tiempo, mi padre se había hecho con parte de aquellas tierras y las había convertido en tierras de labor. Consideró que sería bueno contratar a alguien para cuidar la finca, y no dudó en ofrecérselo a ellos, los consideraba perfectos para ese trabajo

- Además - pensaba mi padre - se lo merecen.


Y no se equivocó, los caseros lo tenían todo impecable, eran cumplidores, atentos y siempre pendientes de las necesidades de la casa, estaban encantados con el trabajo, y volvían a ser felices, allí disponían de todo, casa y comida, además del salario que a la sra. Tomasa tanto le había costado asumir que se había ganado, ella se consideraba suficientemente pagada con su presencia allí, así es que al pueblo nunca iban salvo que tuvieran que hacer compras, generalmente para la propia casa, como no tenían familia, no lo extrañaban.


Ellos, en la finca, se habían adaptado muy bien, tanto a la casa como con sus dueños, de vez en cuando el sr. Joaquín me sorprendía con alguna liebre, que el muy pillín cazaba con los lazos que tenía distribuidos por toda la finca, había muchos, y es que el sr. Joaquín demostraba ser un consumado maestro.

- Cómanselo, a mi salud, con su padre - le decía


En una ocasión le dijo el sr. Joaquín a mi padre, que le gustaría que el gañán le labrara como media fanega de tierra al lado del pozo.

- Es que así me entretengo, hay ratos en que no se que hacer y me aburro, a veces voy al monte y saco raíces para leña, pero me gustaría hacer algo de mas provecho, hacer una huerta o algo así


- Pero sr. Joaquín, si usted ya tiene bastante faena en la casa, no se complique la vida


- Es que yo sin hacer nada no se estar, además toda esa agua que se desperdicia bastaría para regar lo que se sembrase


- Bueno, usted vera - dijo mi padre – se lo diré al gañán y que se lo prepare


Un tiempo después, todos se alegraron de la feliz idea del sr. Joaquín, hizo una huerta que abastecía a todos los de la casa mas de lo que necesitaban, sacaba habas, judías verdes, cebollas, pepinos, patatas, hasta melones y calabazas, que estaban deliciosas asadas, se sentía de lo mas orgulloso del rendimiento que le sacaba al huerto, y de cómo todos se lo agradecían cuando les regalaba un buen surtido de hortalizas.


También la sra. Tomasa, marcaba, con su presencia y su sabiduría, la vida en la finca. Realmente todos los apreciaban mucho, y durante varios años hicieron algo mas felices a todos quienes les rodeábamos, llegaron a hacerse insustituibles a decir de todos.


Ayer falleció el sr. Joaquín, solo dos meses después de que lo hiciera su siempre fiel compañera, la sra. Tomasa, tenía un deseo que ahora estamos cumpliendo, hemos traído los restos de Ángel, y los hemos depositado junto a los de la sra. Tomasa y los suyos en el único lugar que él siempre llegó a considerar como verdaderamente suyo.

Su pequeño huerto


Fin

Autor: Jose Vte. Garcia

Abril 2009
Safe Creative #0904233125229


Si queréis podeis descargar el relato en formato word, AQUI

A mi Amor - Poema


Continuando con el trabajo de Luisa Serrano Oliver, ahora vais a poder apreciar dos magníficos poemas dedicados al amor mas puro.




A MI AMOR


Cuando el sol d
ifumina,
la luna pálida y marchita,
y el nuevo dia va cobrando su color,
se agolpa en mi corazón
el vacío de tu ausencia.

Podría vivir vacía de tí, amor,
pero no quiero.

Porque de aquello que un dia nos unió,
todavía arde una llama que no ha muerto.

Yo lucharé por nosotras,
llenaré tus sueños de esperanzas,
Sentirás que cada amanecer conmigo,
es una nueva luz en tu camino.

Aprenderemos a vivir con respeto,
ilusión y cariño,
y ahuyentaremos los fantasmas,
que hace ya tiempo,
perturbaron nuestro amor.

Yo velaré cada dia por tu felicidad,
y cuando caiga la noche,
dormiré en el refugio de tus senos.

La vida es corta,
el tiempo va pasando.

Hagámonos felices mutuamente,
que la hebra que nos une se haga fuerte.

Llenemos de armonía nuestras mentes,
y no podrá con nuestro amor,
ni aun la muerte.

Autora:
Luisa Serrano Oliver
1997



A Tu Mirada - Poema


A TU MIRADA

Tu mirada me estremece,
me hace perder la razón,
el alma se me adormece,

y despierta el corazón.


Esos ojos que adivinan,
de penetrantes que son,
que a mi mente le fascinan,

y me transmiten calor.


Algo mágico poseen,

que me llenan de pasión,

por la dulzura que tienen,

desconocen el rencor.


Tu mirada me cautiva,

me enamora sin perdón,

me enloquecen tus pupilas,

y me hacen morir de amor.


Autora:
Luisa Serrano Oliver
1997



Estación de Jenbach - Fotografía

Aquí os presento una nueva colaboradora, una buena amiga llamada Loles, aficionada a la informatica en general, y como ella misma dice, a la fotografía y al Photoshop. Ha enviado para ser publicada aquí, esta espectacular foto de un tren en la estación de Jenbach en Austria, pero si la foto es buena, que lo es, el correo que me ha enviado explicándome, donde y como la hizo, es tan interesante, tan descriptivo, que casi parece un relato sacado de la mejor narrativa de viajes. Una vez que lo lees te dan ganas de salir un fin de semana y visitar esos lugares por eso me he decidido a transcribirlo tal y como me lo ha enviado. Vale la pena ampliar la foto pulsando en ella para verla en todo su esplendor. Gracias


Jenbach: Loles Ballester

Hola José:

Ya veo que has empezado con tu Blog. Te mando una humilde colaboración...si te gusta. Te explico la historia de esta foto. La hice en Austria, concretamente en la estación de Jenbach que está en el valle del Zillertal ( muy buena cerveza en esta región). Yo soy una enamorada de Austria, de su región del Tirol (una vez has visto los Alpes austriacos te aseguro que la expresión de tocar el cielo allí toma su forma). Viena es fascinante, porque tiene ese encanto de lo que en su día fué la Viena Imperial cuando se formó el imperio Austro-Húngaro. He estado dos veces en Austria y por carretera desde Valencia emprendí los viajes. Soy también una enamorada del Castillo de Neuschwanstein en Baviera (Alemania) que está rozando en la frontera con Austria, me colecciono de todo sobre el, fotos, souvenirs, botellas de cerveza, documentales, películas, miniaturas...etc. Cualquiera de las dos veces que tuve el privilegio de verlo fue de lo más emocionante que he sentido...¡ya ves! una de esas cosas que sientes toda la vida. Su entorno es impresionante y la historia de Luis II de Baviera (más conocido como el Rey Loco) no deja de ser enigmática...al estar allí tuve esa sensación de haber estado antes de haber vivido algo...en otro tiempo, tan solo el rozar una pared me dió la sensación de ver escenas del pasado. Bueno dejo de ponerme enigmática, cada vez que hablo del Castillo y de la zona me emociono, podría estar horas hablando de todo lo que he leido, visto y aprendido de aquella zona entre Austria y Alemania. Bueno volviendo a la foto, en su día la tome con una reflex y le he ido aplicando mucho tratamiento digital con Photoshop. empezando por decirte que la tomé con trípode y aparecía yo en ella, la he desenfocado un poco, le he tocado los niveles de color y le he puesto un filtro. Al margen de estar ahora con un fotógrafo..jejeje, siempre me ha gustado la fotografía y el retoque digital. Bueno aquí te la dejo por si quieres hacer algo con ella, es una maravillosa región donde tiene un encanto inigualable recorrer un valle típico tirolés en tren de vapor. Por cierto, recomiendo un pueblecito encantador que se llama Fiss en el Tirol, está a 1476 m. aproximadamente donde subes con un telesférico 1000 m. más y por las noches tienes la tentación de mirar el cielo y levantar la mano....si vas allí sabrás lo que significa tocar las estrellas.

Un Abrazo.




Musa - Poema

Otros dos poemas de Luisa Serrano Oliver, cantos llenos de sensibilidad, dedicados al amor y al desamor.
En el apartado de Temas, en el menú de la derecha, está la sección dedicada a esta autora, donde se pueden leer todos los poemas que de ella hemos editado.



MUSA

Dime que no ha muerto,
dime que no ha muerto la poesía,

dime simplemente,

que mi alma está vacía,

vacía de amor, llena de dolor.

Dime que no ha muerto la poesía,

que es mi corazón el que está enfermo,

por los años oscuros sin escribir para tí.


Por favor dime que no ha muerto,
tan solo dime que perdí la fe en el amor,

que no creo ya en la gente, ni en la vida.


Pero por favor amiga,
no digas que murió la poesía
.

Autora:
Luisa Serrano Oliver
24-4-1998

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Dime que no - Poema


DIME QUE NO

Escribir un adios, sin rencor,
congelar la emoción, sin dolor,

adormecer el corazón hundido,
y llorar con renovado llanto.

Morir viviendo sin tí,
sintiendo el hueco de tu ausencia,

dentro de mi mente ahora nublada,
donde aún retumba el eco de tu voz.


Quisiera escribir, amor,

versos llenos de esperanza,

en mi alma, una voz interior,
me dice que lo nuestro terminó.

Dime que no amor,

dime que no,

dime...


Autora:
Luisa Serrano Oliver
1998
Safe Creative #0903302887105

En la Puerta del Cielo-Vicente Blasco Ibañez

Queremos publicar, de vez en cuando, un relato de algún autor conocido, como afirmación de que incluso los grandes autores de novelas han utilizado el relato como vehículo de expresión, en muchos casos con notable éxito.
Es el caso del autor con el que empezamos que no es otro que Don Vicente Blasco Ibañez, autor de reconocido prestigio; novelista, aventurero, político, periodista, emprendedor, una de las personalidades mas grandes e influyentes de su época, y uno de los pocos autores que logró conseguir el éxito con su actividad literaria, gracias al enorme exito de novelas como "Los cuatro jinetes del Apocalipsis", "Sangre y Arena", "La Araña negra", etc..
Mención aparte tienen sus historias sobre "su Valencia", historias como "La Barraca", "Arroz y Tartana", "Cañas y Barro", o "Cuentos Valencianos", éste último un libro de relatos con historias y cuentos costumbristas sobre personajes y lugares de las distintas comarcas de Valencia.
El relato que aquí presentamos es, contrariamente a lo que en Blasco Ibañez era habitual, un relato en tono humorístico, una fábula con cierto tono anticlerical. que forma parte de los "Cuentos Valencianos", y aunque no es muy conocido, vale la pena leerlo.

En la Puerta del Cielo

Vicente Blasco Ibañez


Sentado en el umbral de la puerta de la taberna, el tío Beseroles, de Alboraya, trazaba con su hoz rayas en el suelo, mirando de reojo a la gente de Valencia que, en derredor de la mesilla de hojalata, empinaba el porrón y metía mano al plato de morcillas en aceite.
Todos los días abandonaba su casa con el propósito de trabajar en el campo; pero siempre hacía el demonio que encontrase algún amigo en la taberna del Ratat, y vaso va, copa viene, lanzaban las campanas el toque de mediodía, si era de mañana, o cerraba la noche sin que él hubiese salido del pueblo.
Allí estaba en cuclillas, con la confianza de un parroquiano antiguo, buscando entablar conversación con los forasteros y esperando que le convidasen a un trago, con las demás atenciones que se usan entre personas finas.
Aparte de que le gustaba menos el trabajo que la visita a la taberna, el viejo era un hombre de mérito. ¡Lo que sabía aquel hombre, Señor!... ¿Y cuentos?... Por algo le llamaban Beseroles * porque no caía en sus manos un trozo de periódico que no lo leyera de principio a fin, cantando las palabras letra por letra.
La gente lanzaba carcajadas oyendo sus cuentos, especialmente aquellos en los que figuraban capellanes y monjas; y el Ratat, detrás del mostrador, reía también, contento de ver que los parroquianos, para celebrar los relatos, le hacían abrir las espitas con frecuencia.
El tío Beseroles, agradeciendo un trago de la gente de Valencia, deseaba contar algo, y apenas oyó que uno nombraba a los frailes, se apresuró a decir:
-¡Esos sí que son listos!... ¡Quien se la dé a ellos...! Una vez un fraile engañó a San Pedro.
Y animado por la curiosa mirada de los forasteros, comenzó su cuento.
Era un fraile de aquí cerca, del convento de San Miguel de los Reyes; el padre Salvador, muy apreciado de todos por lo listo y campechano.
Yo no lo he conocido, pero mi abuelo aún se acordaba de haberlo visto cuando visitaba a su madre y con las manos cruzadas sobre la panza esperaba el chocolate a la puerta de la barraca. ¡Qué hombre! Pesaba sus diez arrobas; cuando le hacían hábito nuevo, entraba en él toda una pieza de paño; visitaba al día once o doce casas, tragándose en cada una sus dos onzas de chocolate, y cuando la madre de mi abuelo le preguntaba:
-¿Qué le gusta más, padre Salvador: unos huevecitos con patatas o unas longanizas de la conserva?
Él contestaba con una voz que parecía ronquido:
-Todo mezclado; todo mezclado.
Así estaba él de guapo y rozagante. Por allí donde pasaba parecía regalar su salud, y la prueba era que todos los chiquilines que nacían en este contorno presentaban sus mismos colores, su cara de luna de llena y un morrillo que lo menos tenía tres libras de manteca.
Pero todo es malo en este mundo: pasar hambre o comer demasiado; y un día, al anochecer, el padre Salvador, viniendo de un hartazgo para solemnizar el bautizo de cierta criatura que tenía toda su estampa, ¡cataplum!, dió un ronquido que puso en alarma a toda la comunidad, y reventó como un odre, aunque sea mala comparación.
Ya tenemos a nuestro padre Salvador volando por el aire como un cohete, en busca del cielo, pues no tenía duda de que allí estaba el sitio de un fraile.
Llegó ante una gran puerta, toda de oro, claveteada de perlas, como las que saca en las agujas de su peinado la hija del alcalde cuando es clavariesa de la fiesta de las solteras.
-¡Toc, toc, toc!...
-~,Quién es -preguntó desde dentro una voz de viejo.
-Abra, señor San Pedro.
-¿Y quién eres tú?
-Soy el padre Salvador, del convento de San Miguel de los Reyes.
Se abrió un ventanillo y asomó la cabeza del bendito santo, pero soltando bufidos y lanzando centellas por sus ojos a través de los anteojos. Porque han de saber ustedes que el santo apóstol, como es tan viejo, está corto de vista.
-¡Che, poca vergüenza! -gritó hecho una furia-. ¿A qué vienes aquí? ¡Me gusta tu confianza!... ¡Arre allá, poca honra, que aquí no está tu puesto!...
-Vamos, señor San Pedro: abra, que se hace de noche. Usted siempre está de broma.
-¿Cómo de broma?... Si cojo una tranca, vas a ver lo que es bueno, descarado. ¿Crees acaso que no te conozco, demonio con capucha?...
-Haga el favor, señor Pedro: sea bueno para mí. Pecador y todo, ¿no tendrá un puestecito libre, aunque sea en la portería?
-¡Largo de aquí! ¡Miren qué prenda! Si te permitiera entrar, en un día te zamparías nuestra provisión de tortitas con miel, dejando en ayunas a los angelitos y los santos. Además, tenemos aquí no sé cuántas bienaventuradas que aún están de buen ver, y ¡valiente ocupación me caería a mi edad: ir siempre detrás de ti, sin quitarte ojo! ... Márchate al infierno o acuéstate al fresco en cualquier nube... Se acabó la conversación.
El santo cerró furiosamente el ventanillo, y el padre Salvador quedó en la oscuridad, oyendo a lo lejos los guitarros y las flautas de los angelitos, que aquella noche obsequiaban con albaes a las santas más guapas.
Pasaban las horas y nuestro fraile pensaba ya en tomar el camino del infierno, esperando que allí le recibirían mejor, cuando vió salir de entre dos nubes, aproximándose lentamente, una mujer tan grande y gorda como él, que caminaba balanceándose, empujando su tripa, hinchada como un globo.
Era una monjita que había muerto de un cólico de confituras.
-Padre -dijo dulcemente al frailote, mirándole con ojos tiernos-, ¿qué, no abren a estas horas?
-Aguarda; ahora entraremos.
¡Lo que discurría aquel hombre! En un momento acababa de inventar una de sus marrullerías.
Ya saben ustedes que los soldados que mueren en la guerra entran en el cielo sin obstáculo alguno. Si no lo sabían, ya lo saben. Los pobres entran tal como llegan, hasta con botas y espuelas; pues algún privilegio merece su desgracia.
-Échate las faldas a la cabeza -ordenó el fraile.
-¡Pero..., padre mío! -contestó escandalizada la monjita.
-Haz lo que te digo y no seas tonta -gritó el padre Salvador con autoridad-. ¿Quieres disputar conmigo, que tengo tantos estudios? ¿Qué sabes tú del modo de entrar en el cielo?
Obedeció la monja, ruborizada, y en la oscuridad comenzó a lucir una circunferencia enorme y blanca, como si hubiese aparecido la luna.
-Ahora, aguántate firme.
Y, de un salto, el padre Salvador púsose a horcajadas sobre el lomo de su compañera.
-Padre..., ¡que pesa mucho! -gemía, sofocada, la pobrecita.
-Aguanta y da saltitos; ahora mismo entramos.
San Pedro que estaba recogiendo las llaves para irse a dormir, vió que tocaban en la puerta.
-¿Quién es?
-Un pobre soldado de Caballería -contestó con voz triste-. Me acaban de matar peleando contra los infieles, enemigos de Dios, y aquí vengo sobre mi caballo.
-Pasa, pobrecito, pasa -dijo el santo, abriendo media puerta.
Y vió en la sombra al soldado dando talonazos a su corcel, que no sabía estarse quieto. ¡Animal más nervioso! ... Varias veces intentó el venerable portero buscarle la cabeza, pero fué imposible. Dando saltos, le presentaba siempre la grupa, y, al fin, el santo, temiendo que le soltara un par de coces, se apresuró a decir, acariciando con palmaditas aquellas ancas finas y gruesas:
-Pasa, soldadito, pasa adelante y veas de aquietar a esta bestia.
Y mientras el padre Salvador se colaba cielo adentro sobre la grupa de la monja, San Pedro cerró la puerta por aquella noche, murmurando con admiración:
-¡Rediós, y qué batalla están dando allá abajo! ¡Qué modo de pegar! A la pobre jaca no le han dejado... ni el rabo.

* Beseroles = en valenciano Abecedario

FIN

Se puede descargar el relato desde aquí

Aguila - Dibujo

Irene Garcia Fuentes, es una joven y prometedora artista, de un gran talento, ha realizado varios cuadros al oleo, dibujos a tiza, a lapiz, en acrílico, como el dibujo que ahora mostramos, etc. en la actualidad tiene 17 años y está cursando estudios de Bachillerato, tiene gran interes en el mundo de la imagen, quiere especializarse en estudios audiovisuales.
Pese a su juventud, ya ha realizado varios trabajos, entre ellos el logotipo corporativo del Gabinete de Grafología GrafoValls. También ha diseñado las portadas de dos libros "Mis Recuerdos" y "La Tierra da para Todos", ambos de José Antonio Garcia Alhambra.
Iremos mostrando algunos de sus trabajos, éste que presentamos lo realizó cuando tenía 16 años, tiene un gran futuro ante sí, esperemos que el ver su trabajo publicado, aunque sea modestamente, le sirva de aliciente por el gran futuro que tiene por delante.


Titulo: Aguila
Original: Acrílico sobre papel
Autora: Irene Garcia Fuentes
Edad: 16 años
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¿Que pude hacer por tí? - Poema


¿QUE PUDE HACER POR TI?



Sabes que no te olvido amigo,

no supe entender tu pena,

ni tu tortuosa vida.


No supe ver tu dolor,

no supe entender,

te parecías tanto a mí...


Guardo en mi corazón tu cariño,

como una hoja seca entre mis libros.


¿Que pude hacer por tí?

sabes que no te olvido amigo,

que nuestros recuerdos,

están conmigo,

me diste tanto de tí,

cariño, amistad, enojos y apoyos.


Compartimos mucho mas,

de lo que nadie sabe, ni sabrá.


Aquellas lágrimas,

que brotaron de nuestros ojos,

aquella noche.


Aquella muestra de cariño,

delante de tantos ojos.


Estábamos tan solos los dos,

y tan unidos a la vez.


Pero tú...tú sabes que no te olvido.



Autora:

Luisa Serrano Oliver

(A la memoria de Vicente Sempere)


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